martes, 30 de diciembre de 2008

¡FELIZ 2009!


ADIÓS 2008.

Gracias días de mujer despierta.
Gracias
Ismael
y tu abrazo incendiando mi aurora.
Gracias manos próximas:
gracias grupo sur y grupo norte.
Gracias Nat por conformar el natdem.
Gracias NTVG por las cervezas y
la buena onda.
(Gracias Denis por la corona con limón.)
Gracias H. por la mirada del adiós.
Gracias por espantar mis sueños de infancia.
Gracias exorcismos y reencarnaciones.
Gracias y hasta nunca profanadora de olvidos.
Gracias segundos experimentos humanos (blancas palomillas)
y certezas de permanencia.
Gracias pasillos protectores.
Gracias formadores de libertades y sonrisas.
Gracias Marcelo por ser culpable de mi profesión.
Gracias libros en papel y libros en pantalla.
Gracias “fotocopiadero” por las miradas de perro desvalido
y los sueños perturbadores.
Gracias asistencias por la eterna compañía.
Gracias por los caminos allanados y el título en mano.
Gracias presencias extraordinarias y
sus cataclismos con caricias de madre.
Gracias estrellas polares y
soldados.
Gracias por ser yo a
través de todo esto y
perseverar
conmigo.
Muchas gracias por todo. Muchas gracias. María Emilia, agradecida.


HOLA 2009... ¿Brindamos?
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GRATITUD
Gracias aroma
azul,
fogata
encelo.
Gracias pelo
caballo mandarino.
Gracias pudor
turquesa
embrujo
vela,
llamarada
quietud
azar
delirio.
Gracias a los racimos
a la tarde,
a la sed
al fervor
a las arrugas,
al silencio
a los senos
a la noche,
a la danza
a la lumbre
a la espesura.
Muchas gracias al humo
a los microbios,
al despertar
al cuerno
a la belleza,
a la esponja
a la duda
a la semilla
a la sangre
a los toros a la siesta.
Gracias por la ebriedad,
por la vagancia,
por el aire
la piel
las alamedas,
por el absurdo de hoy
y de mañana,
desazón
avidez
calma
alegría,
nostalgia
desamor
ceniza
llanto.
Gracias a lo que nace,
a lo que muere,
a las uñas
las alas
las hormigas,
los reflejos
el viento
la rompiente,
el olvido
los granos
la locura.
Muchas gracias gusano.
Gracias huevo.
Gracias fango,
sonido.
Gracias piedra.
Muchas gracias por todo.
Muchas gracias.
Oliverio Girondo,
agradecido.

viernes, 26 de diciembre de 2008

Si pudiese desmontar el burdo teatro de tu inexistencia...


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Elegía cuarta (Fragmento)

[...] "Yo no quiero estas máscaras a medio llenar,
mejor la marioneta. Está llena. Yo quiero
sostener el muñeco y los hilos del alambre,
su apariencia de rostro. Aquí. Ya estoy delante.
Y aunque las luces se apaguen, incluso
si alguien me dice: "No más" ... Aunque del escenario
llegue el vacío con la corriente del aire gris,
aunque ninguno de mis silenciosos antepasados
se siente aquí conmigo, ni ninguna mujer, ni siquiera
el muchacho de pardos ojos bizcos:
yo, no obstante, me quedo. Siempre hay algo que ver."

[Elegías de Duino - Rainer María Rilke]

lunes, 22 de diciembre de 2008

Sueño manipulador - debo hacerte caso -

Anoche o quizá esta mañana - así de confuso es el camino que me lleva a otra piel, que distorsiona el tacto de huellas conocidas - me descubrí al resguardo de ignotos labios, superficie no explorada.
¿Qué es este impulso que me arroja hacia allá? ¿Esto es el deseo?
Querer vulnerar otro espacio, palpar otra piel. Fundirme, consumirme, extinguirme, destruirme, escindirme al mandato de ese cuerpo.
Prometí obediencia. ¿Acaso vale la palabra empeñada en las fronteras de lo onírico? Si pudiera obsequiar promesas en el plano de lo real...
¿Es vigilia ésta de ojos abiertos? Entonces, por qué me descubro así con los sentidos erizados; llena, hastiada de vos. Sí, vos, el que todo lo ignora: el sueño, mi sueño, tu irrupción abrupta, mis tercos brazos, tu sabor...



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DESNUDO EN SOMBRA

Volverse a enamorar.
Besar una piel que sabe distinto,
no encontrar puntos de referencia
que indiquen el momento justo,
la caricia perfecta,
la mano compañera.
Retornar a un cuerpo nuevo
sin los huecos del anterior,
no poder palpar una nuca excitada,
una espalda con escalofríos conocidos.
Qué pobre se queda el intento de amar igual a la primera vez.
Cómo pesa una boca tan sabida,
tan llena de humo compartido
ante la desconocida tan poco explorada, tan miedosa.
Cuánto cuesta abandonarte, lavarme de tu olor,
quitarme las huellas de tu peso,
desdoblarme en otra Almudena
y comenzar a hacer mía una figura
de la calle que me asusta y que ¿quiero?
poseer, pero... tú, ahí estás tú,
traspasando con tu desnudo mi sombra,
consolándome pesaroso de mi dolor al terminar,
tu sonrisa y tu cigarrillo,
ese brazo moreno rodeando mi cintura
y llevándome a un lecho desordenado...

y tus manos de violinista
volando y enredándose en mis senos.

[Almudena Guzmán]

viernes, 19 de diciembre de 2008

DESPUÉS
Y ahora se inicia
la pequeña vida
del sobreviviente de la catástrofe del amor:
Hola, perros pequeños,
hola, vagabundos,
hola, autobuses y transeúntes.
Soy una niña de pecho
acabo de nacer
del terrible parto del amor.
Ya no amo.
Ahora puedo ejercer en el mundo
inscribirme en él
soy una pieza más del engranaje.
Ya no estoy loca.
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[Cristina Peri Rossi]

martes, 16 de diciembre de 2008

¡Edición extra!


La historia es más o menos así…
A los cuatro años ingreso al jardín de infantes y empiezo a dibujar formas más concretas y a jugar a que soy grande, configurando de ese modo los roles que años después iba a evitar.
A los seis y tan rápido como un viaje en tobogán, caigo en medio de la escuela primaria donde mis letras son orientadas en filita obediente sobre renglones grises y mis números se rebelan con la misma insubordinación de hoy en día.
A los doce años con mis primeras hojas estudiadas como si fueran una enorme enciclopedia y con un par de lecturas de contados libros, tropiezo con la escuela secundaria y agrego a los antiguos papeles, no sé, cinco hojas más…
Cuando la secundaria concluye y ya moldeada de tal manera que era imposible librarme del resguardo de las instituciones educativas, me arrojo de lleno en la universidad y ahí empiezo a padecer el pavor del estudio verdadero. Apuntes kilométricos y extensas sesiones de contabilidad y matemática (¡paradoja a posteriori!) me mostraron sus deslucidas galas y me convencieron de dejar de fingir:
¡Fuera de acá que esto no es para vos!
Así, a los veintitrés años y sapiente de lo que verdaderamente quería de mí – al fin – huí rauda a los brazos amables del profesorado de lengua y literatura.
¡Ah, qué placenteros momentos! ¡Qué deliciosas horas, acompañada de clásicos literarios!
Tolstoi, Dostoievski, Dante, Cervantes, Shakespeare, Borges, Dumas, y otros de cuyos nombres no es preciso acordarse, me impulsaron con pasmosa velocidad a este día de hoy.

¡Extra! ¡Extra! Gritan los diarios tardíos. Hoy, 16 de diciembre de 2008. Yo, Emilia,
¡¡ya no soy más una estudiante!!
Tantos años, tantas lecturas, tantos errores y sus posteriores remiendos para desprenderme de la comodidad que significa ser alumno, y pasar a ser docente.
Soy docente. Soy profesora de lengua y literatura. Ya tengo el título. Ya no debo estudiar más para esta carrera… ya no debo… ya no…


¿Y ahora?



La vida real,
supongo.

viernes, 12 de diciembre de 2008


"El mundo se derrumba y gira,
pido disculpas por vivir"
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Días donde la realidad cede paso a lo importante. Un día común.
"El mundo es una pesadilla y yo he sido tan feliz"
¿Cómo determinar lo trascendente?
Mi yo egotista dice ¡al carajo!, y me deja disfrutar de los pequeños placeres que me rondan.
Ni sueñes con desaprovechar este momento, agrega, ya volverán los tiempos de crueles certezas...
¡Araca corazón! La vida te está mostrando su buena cara.
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lunes, 8 de diciembre de 2008

¡Ay, Silvio!

Es preciso escoger cuidadosamente la banda sonora de nuestros días.
Esta mañana ya frente al espejo que rudamente me enfrenta a quien no soy, empecé a escuchar una musiquita conocida. Uff, Silvio - pensé - y a partir de ese instante mi humor cambió considerablemente.
No es que me desagrade Silvio, por favor, no quiero malinterpretaciones. Es que lo odio irremediablemente cuando se empeña en cantarme. Es decir, cuando cada frase suya me toca de lleno, como una bala destinada.
Así, he soportado estoicamente estas horas al son de su temblorosa voz.
Espero ansiosa el mañana ya que, precavida, arrojé al cesto la discografía lacerante.
¡Por Dios, que no son tiempos para tristezas!


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DERECHO HUMANO

Pido que no me miren bien,
pido que no me miren mal.
No me miren que no estoy.
Yo pido, pues, que no me admiren
yo pido, pues, que no me sigan,
que sólo estoy cantando un poco por cantar.
Pido una noche bien sencilla.
Pido una noche bien humilde para mí.
Pido una noche
bien pequeña para estar solo.
¿Quién me lo iba a decir
cuando buscaba junto al mar
caracoles de dolor?
Si me llegan a conocer
por aquel tiempo, ay de mí:
hubiera sido hazmerreír y no yo.
Y todo es culpa de mis manos
—no han visto de cerca mis manos aún—:
son de metal
duro y blando, como yo.
¿Quién quiere hoy venirme a ver,
quién quiere sentirme dormir?
¿Quién me quiere conocer?
¿Quién me va a decir que me conoce
y pondrá sus manos al fuego
para quemarse hasta el recuerdo?
¿Quién quiere feria con desastre?
¿Quién quiere un beso del recelo?
¿Quién quiere más
y me deja luego en paz, ya?
¿Qué esperan del hombre inferior,
qué esperan del hombre común
que no sabe del amor?
Si sólo somos espejismos,
resumen en efervescencia,
besos prohibidos a la puerta del sol.
¿Qué esperan, pues, de una sombrilla
con colores de pesadilla?
Fuera de mí
y no miren para atrás jamás.
Fuera de aquí
y no miren para mí jamás.


[Silvio Rodriguez]

jueves, 4 de diciembre de 2008

al olvido olvídalo, al olvido invito yo...

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Memoria y olvido. Olvido y memoria. Dialéctica atroz en la que levito cual posesa.¿Es sacrílego olvidar? ¿Es insano buscar resquicios de recuerdo? ¿Darse de topes como la peor mosca contra ese póster technicolor que está ajado de hastío?
Hoy olvido. Hoy ya no me basta. Hoy es el día de la novel crisálida.


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MUERTE EN EL OLVIDO
Yo sé que existo

porque tu me imaginas.
Soy alto porque tu me crees
alto, y limpio porque tú me miras
con buenos ojos,
con mirada limpia.
Tu pensamiento me hace
inteligente, y en tu sencilla
ternura, yo soy también sencillo
y bondadoso.
Pero si tú me olvidas
quedaré muerto sin que nadie
lo sepa. Verán viva
mi carne, pero será otro hombre
-oscuro, torpe, malo- el que la habita...

[Ángel Gonzalez]

martes, 2 de diciembre de 2008

de nuevo quedo mirando el mar



PLEAMAR

Nada ansío de nada,

mientras dura el instante de eternidad que es todo,

cuando no quiero nada.


[Oliverio Girondo]


viernes, 28 de noviembre de 2008

Despidiente



Sí, lo sé. Lo he intentado millares de veces y nada. Sí, sí, también sé que lo he anunciado otras tantas, que he prometido pañuelos blancos del desasosiego y últimas miradas.


¿Me están llamando mentirosa?


No es justo. Saben bien que si lo decía era porque siempre creí en la palabra como preludio de la consecución de los hechos.

¿Por qué ahora sería distinto? Buena pregunta esa.

Como buena amante de los vocablos que soy, tan dispuesta siempre al revolcón letrado, sabrán que si a algo soy fiel es a ellas.

Las pobrecitas están agotadas de tanto trajín, y hace semanas que murmuran una obsequiosa certeza:


"Hoy ha empezado nuestro otoño, dejaste de dolerme y no estoy triste."


¿Tiene sentido seguir enmudeciéndolas?


Creo que es tiempo de decir adiós. Al fin.




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Prolegómenos a una antología del adiós

Para decir adiós, pegue la boca al vidrio y estampe un beso. Luego, abróchese el abrigo porque hará frío y lloverá, y no habrá paraguas en el mundo que lo proteja.
Camine por esas calles destinadas a la risa pero que ahora están abandonadas, como si la gente supiera que usted está diciendo adiós sin maletas ni pañuelos, sin estaciones de trenes, aeropuertos, terminales de buses.
Usted dice adiós en el centro de su soledad.
Asuma su condición. Si desea, grite para que los pájaros –esos que huyen y se pierden en el cielo- sepan de qué condición se trata. A ellos les importa, sólo por un asunto de alas y de plumas previamente acicaladas.
Entiéndalo bien: a nadie le interesa que usted sea el despidiente o el despedido. Por esto, diga adiós sin estridencias. No utilice serruchos oxidados ni hojas de afeitar para rebanarse las venas. Si no desea más sangre en su vida, dónela. Toda. Verá que una buena acción también es un buen adiós.
No le cuente a familiares ni a amigos más cercanos de sus propósitos. Harían causa común y querrían despedirlo con globos y tralalás innecesarios.
Cosa su boca si es necesario. Con hilo vidriado para elevar volantines.
Quien calla, otorga. Si no lo sabía, ahora lo sabe.


Lilian Elphick




lunes, 24 de noviembre de 2008

Bon vivant!


Hay momentos en que siento curiosidad de mi yo alegre.
Me detendría unos instantes sólo por indagar a esa emilia apacible y sonriente que me mira desde una confortable silla, con esa mirada de quien sabe que por un par de horas está vedada toda conmiseración o pena.

¡Qué placenteros minutos que pasamos juntas! ¡Qué expansiva sensación nos embarga!


Dijo alguien: "dos días en la vida nunca vienen nada mal. De alguna forma de eso se trata VIVIR"

Así que con esa premisa en una mano y la mochila al hombro, me tomé un par de días para huir de lo cierto.

Me he dado cuenta (¡qué gran revelación la mía!) que las escapadas sin planes concretos son maravillosas.

Lo único previsto era ir al recital de NTVG. Lo demás, ya se vería...

Sonaban en mis oídos las ciertas palabras de la banda:

"Alguna vez perdiste el tiempo,

no me acuerdo,

no sé dónde está...

Hoy ya ves no hay nada,

no queda nada, nada más."


Así que enmudecí a mi yo usual, le canté en pleno rostro su enorme pérdida y me dispuse a disfrutar. Sólo eso.


¡Qué embriagador efecto!

Sigo alegre. Casi diría feliz.


Aunque la emilia melancólica está al acecho, no me preocupa.

Ahora, hoy, en este instante, me siento jodidamente BIEN.







"...y todo fue también una ceremonia de celebración de la vida, bella y efímera como los altares de flores y los amores de paso."

E. Galeano

jueves, 20 de noviembre de 2008

Sobrevivo.
Alegrovosamente
so
bre
vi
vo.

[Claribel Alegría]

lunes, 17 de noviembre de 2008


Estoy rodeada. Palabras y más palabras por todos lados.
Palabras que se adaptan al oído de la dama y a la ignorancia del caballero.
Palabras que me rehuyen espantadas y que me impiden terminar (o empezar en ciertos casos) los escritos que debo entregar esta semana.
Palabras en pequeñas listas de papeles de colores donde hago memoria de las compras y las obligaciones.
Palabras que dije a montones y que nunca escuchó. Palabras que nunca dije pero que se las prefiguró.
Palabras que nunca diré. Ni escribiré.

Verdad de postrimería de domingo dicha por amiga - paciente receptora de dolidas palabras -:
Creo que adolecés de poesía.


Y es verdad.

Pero no duele. Y me conduce a descubrir poetas como Concha García quien escribió esto:




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VARIACIONES

Hemos conocido vicisitudes de doble filo
aguas donde bañarse era imposible
tiempos de amor con un fondo blanco
y una ternura por mirarlo todo
que nos daba respuestas equivocadas
por eso me dirijo a ti. La mujer
que hoy piensa y siente a la vez
parece perturbada por la situación
y resbala entre recuerdos donde el amor
era la invención sublime de ser dos.
Pero no todo pasa. Me hinco en mi cama y soy una
con la conciencia escindida, con la virtud
de quererme marear involucrada
en sensaciones que no transpiran
porque te necesitaría para sudar,
y como estoy sola lo canto
porque siempre hubo un tiempo
y habrá más tiempos ya sin dolor
sin esperar que un faro de coche
alumbre la esquina donde fijo la mirada.
Me siento agotada, como si la sensación
de ser yo misma me golpease
en un centro conocido pero ignorado.


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sábado, 15 de noviembre de 2008

Claro que se curó, porque vivía en la salud!



Parafraseando a Sabines hoy digo:

Algo creí andar buscando en vos, algo mío que vos eras y que no quisiste darme nunca.

El instante preciso de la verdad. Ese que se puede palpar, que si alguien te tocara sentiría las pústulas de lo cierto contaminándote la piel. nunca te quiso, nunca te quiso, nunca te quiso. Y el desgastado vendaje que se resiste a caer de tus ojos.

Después, la disyuntiva: ¿comprar vendas más resistentes o sentarse - al fin - a contemplar la realidad en todo su esplendor?

...

Quizás me ves,

tal vez, acaso un día,

en una lámpara apagada,

en un rincón del cuarto donde duermes,

soy una mancha, un punto en la pared, alguna raya

que tus ojos, sin ti, se quedan viendo.

Quizás me reconoces

como una hora antigua

cuando a solas preguntas, te interrogas

con el cuerpo cerrado y sin respuesta.

Soy una cicatriz que ya no existe,

un beso ya lavado por el tiempo,

un amor y otro amor que ya enterraste.

Pero estás en mis manos y me tienes

y en tus manos estoy, brasa, ceniza,

para secar tus lágrimas que lloro.

(...)
Recoge mi cabeza. Guarda el brazo

con que amé tu cintura. No me dejes

en medio de tu sangre en esa toalla.

[Jaime Sabines]

martes, 11 de noviembre de 2008

Verborrea polisindética



¡¡¡Ssshhh!!!
No sé bien a qué vino este racconto de vida. ¿Por qué recordar? ¿Por qué remover ese inventario tan bien dispuesto?
Con vos tengo siempre ese sabor amargo de la derrota. Sabor de saber que nunca fuiste mío, a pesar de que en mis caprichos de nena que no quiere que le arrebaten su mejor juguete, te sigo considerando de mi propiedad. ¡Y cómo pataleo cuando te arrancás de mis brazos! ¡Qué de llantos impotentes cuando sos un soldadito de plomo y te alejás a enfrentar tus propias batallas!
Es curioso porque si sos tan sólo esto que invento e “inventareo”. Si sos apenas estas letras que se desmigajan sobre el papel y te calzás tu traje de Golem y yo, creadora persistente, te visto y desvisto a caricia limpia. No encaja pues, en mis estructuras de escriba fracasada que vengas como ahora y te pares frente a mí, lindo y real, y hables por tu propia boca y sonrías con tu propia mirada y te envalentones en un flashback melancólico donde nos relatamos –porque para entonces yo también me subo al delirio y me relamo- y usemos un “nosotros” (primera persona del plural) que implica una pluralidad que nunca nos calzamos (porque no hallamos el talle correcto) y pese a ello -`paradoja estimulante`- vivimos próximos y prójimos tantos días de una vida que de a ratos eran dos y durante, no sé, tres segundos, era una y nos hamacábamos en caballos de lata o nos espiábamos ocultos tras la columna de la timidez o nos abrazábamos en bailes de ojos cerrados o nos revelábamos al chocar de besos y urgencias o nos íbamos errados, silenciosos, desquiciados, cantando lo incongruente de la vida que volvía a ser dos, distintas y distantes.
Y seguís hablando y yo te escucho y es hoy, un hoy donde vos dibujás y te decís feliz esbozando dichas de acuarelas y días de sol trazados con fibra 2.0. Ese mismo hoy donde yo escribo y me digo insana, torpe y creyente, y abandono mis dioses en cada perra que escapa de mi lápiz y perjuro asesinatos y me deshago en lágrimas de grafito. Ay sí yo, abusadora de polisíndeton que no quiere callarse tampoco el mañana, futuro incierto que se cuestiona. ¿Nuevos simulacros? ¿Nuevas confesiones? Y, o, o, y, y, o...

sábado, 8 de noviembre de 2008

Seguiré cerrando bares y recuerdos...

7897 días (con sus noches)


hay cosas que duran toda la vida...






CIEN DÍAS - ISMAEL SERRANO

Como una luna nueva,
como el metro de Madrid,
negro como una cáries
o un septiembre estudiantil.
Como la certeza de que no sueñas conmigo,
negro era aquel bar
donde se esconden los malditos
de los amaneceres,
de los repartidores de periódicos,
de las agujas del sol,
del amor del prójimo.
Allí la encontré.

Como un suicida asomado
al borde del precipicio,
amontonando maldiciones
sobre la barra de aluminio.
Temblaba en sus ojos
el humo de mil cigarros
que fumó con un tipo
que la había besado,
que la dejó una mañana
dormida entre las dunas de su cama,
que se fue con otra una madrugada.
Así la encontré

Alguien me contó que llevaba cien días
encerrada en aquel bar,
pidiendo fuego o alguna pista
que le ayudara a encontrar
la luz dentro del laberinto,
el mapa donde está escondido,
el mar donde arden las promesas,
donde solías naufragar.


Cien días escondiéndose del gris
cielo de marzo y sus atascos
,
tragando niebla por la nariz,
soñando contigo en los lavabos,
jurando no salir con vida
,
sellando todas las salidas,
buscando en un mar de ginebra
una playa en la que encallar.


Besó una copa llena
de cenizás, me miró,
me dio el humo de sus manos,
lo fumé. A cambio yo
le conté que la ciudad
la estaba esperando,
que afuera llovían madreselvas,
que se acercaba el verano,
que qué iba a ser de nosotros
si decidía no venir conmigo,
que saliera a desafiar
al alba y sus asesinos.
Así le hablé.

Sonrió cansada y perdida,
se abrió su boca azul.
Besó de nuevo la copa,
se marchó y toda su luz
fue devorada por la puerta de un servicio
donde mujeres sin alma te empujan al precipicio.
Serán ciento un días
encerrada en la negrura de este bar,
yo salí a la calle y olvide pagar.
Y me marché.

miércoles, 5 de noviembre de 2008


Hay diversos tipos de adicciones. No tiene sentido enumerarlas.


Hace demasiados días que sufro de síndrome de abstinencia de vos.


Me aconsejaron que lo mejor en estos casos es escribir. Entonces, obedezco.

Y escribo.


Escribo todo el tiempo. Te escribo a vos (cartas, mensajes viajeros en palomas que no vuelan, mails, memorándums, secretos en botellas, etc.) y te (d)escribo a vos (perfecto y exacto para mis horas)

¡Qué confusión letrada!

No sé bien cuál es ya el objeto de mi adicción.


¿Es a vos a quien anhelo o a esa otra imagen inventada?


Quizá deba dejar de escribir(te)...
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SEFINÍ - JUAN GELMAN
basta por esta noche cierro
la puerta me pongo
el saco guardo
los papelitos donde
no hago sino hablar de ti
mentir sobre tu paradero
cuerpo que me has de temblar

sábado, 1 de noviembre de 2008


Leo...


"En efecto, en la base de la ciencia lingüística está la decisión de reconocer en los enunciados realizados hic et nunc, todos diferentes entre sí, un conjunto de entidades abstr..."


Dispersión.


No logro enfocar mi pensamiento. Cualquier excusa es buena para dejar de lado las palabras de Ducrot y caer en otras más dulces, o quizá más lacerantes en la dulzura de las verdades que no siempre se dicen (porque otros lo han hecho mejor)


...hic et nunc...



Ya no estás más Ducrot, bienvenido Cortázar.


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Hic Et Nunc - Julio Cortázar


La nobleza, las grandes palabras, que mal le van

a esta ternura sin mejillas que tocar,

a esta lengua sin labios que entender.

Envilece un amor así que rebota en las paredes del cuarto

o se va cayendo a pedazos de palabras, esto.

Es inútil la argucia y la esperanza,

somos la previsión,

los ojos y la boca orientados al viento. ¿Qué me vale

lo que fue, la suave crónica?

Siempre andaré buscándote en el hoy

de esta ciudad, de esta hora.

Si me doy vuelta, oh Lot, eres la sal

donde mi sed se hace pedazos.

Mira de qué sustancias vivo,

pero no me tengas lástima, yéndote así

todavía más.






miércoles, 29 de octubre de 2008

me abismo, me sucumbo

“Así que olvida este mundo cruel al que yo pertenezco.
Yo sólo me sentaré y esperaré y cantaré mi canción.
Y si me vieras entre la multitud,
tiéndeme la mano y llévame a tu sitio en las nubes.”
Nick Drake








:::
¿A qué este relamerse en el recuerdo? ¿A qué este condenado dolor?
De la exaltación de nuestras figuras a los empañamientos de memoria.
¿No éramos tal como siempre lo imaginamos?
Y caer en el error como en un precipicio.
Ooo
Ooo
Ooo
Ooo
Ooo
Ooo
Ooo
No hay fin. {Si al menos hubiera fin.}
Un desangrarse en lo oscuro. Un nimio atisbo de más ahí…
donde ya no estamos ni
siquiera…
inventados.


:::

sábado, 25 de octubre de 2008

pedigüeña

.
Pidió indiferencia a las horas de frágil coincidencia.
[no hay que vivirlas, hay que evocarlas]
Pidió un puente y el coraje de cruzarlo.
[Deja atrás los minutos naranjas. Arremete, viajera.]
Pidió permiso para salirse de la senda del peregrino.
[rezos agnósticos y altares de sombras]
Pidió. Pidió. Pidió.


Nada obtuvo.

miércoles, 22 de octubre de 2008

Mutis (por el foro)



"Los amorosos salen de sus cuevas
temblorosos, hambrientos,
a cazar fantasmas.

.

Los amorosos juegan a coger el agua,
a tatuar el humo, a no irse.
Juegan el largo, el triste juego del amor."


Jaime Sabines
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
Los amorosos festejan el triunfo de sus siervos.
Hoy se han vestido de gala para conmemorar un día más de fidelidad. ¡Felicitaciones! Así es como se hace.
Les sonríe gustosa de su aprobación. Sí, el reclutarla les fue muy provechoso. Es digna de pertenecer a esa secta de condenados.
Cuando se presentaron aquella mañana a corroborar su sumisión final, ella estaba tranquila y confiada. Eran veinte años ya de preparación y sólo restaba el paso final.
Sapiente del público que expectante la acechaba, comenzó la función.
En las primeras líneas del monólogo, dibujó la extensión de ese cuerpo: los brazos a la medida de su cintura, las manos exudando caricias exclusivas, la mirada con un dejo de misterio y la boca explotando de besos en su cuello.
No olvidó en el recuento de valerse del metro de rigor, y trazar entre su sombra y ella una frontera de palabras no dichas, una muralla de adioses obligados.
El primer acto concluyó en el desespero de la rendición; la cabeza gacha y las luces tenues hicieron el resto.
Cuando el telón volvió a levantarse, se esmeró en caer en una serie de errores comunes que la llevaron a construirlo ajeno e imborrable: encuentros que nunca eran, preguntas que morían en el precipicio de su boca, distancias insalvables y caminos truncados.
El susurro abrazándose cada noche a su fantasma dormido en el lecho, fue el corolario patético de la representación.
Se inclinó ante los aplausos. Flores cayeron a sus pies. ¡Bravo! ¡Bravo!
Estrépito de amorosos se deshicieron en halagos.
Ya es una de ellos. Y vitorean juntos la gloria de los caídos en el amor.



sábado, 18 de octubre de 2008

en prosa o en verso... da igual

Uno espera. Siempre espera. No sabe bien qué, pero espera.
Durante mucho, demasiado tiempo, creí esperarte. Tener la paciencia de la silla. No defraudarte.
Ahora me doy cuenta que no es así. Sigo esperando, es claro. Pero no a vos.
Lo escribo y temo espantar las certezas. Lo pienso y me espanta la verdad.
Ya no te espero.
Ya
no
te
espero.
Ya
no
.
.
.
No te atrevas a venir ahora.






La última prosa - Lisandro Aristimuño


No sé si esperarte de nuevo
por una mañana o dos.

el jugo en mi sobra es ardiente,
la buena noticia sos vos...
sos vos...

La noche se agota de verme,
quizá es mejor descansar.

Afuera hace frío y es tarde
el hoy del reloj se durmió...se fue.


Y vendrás con una sonrisa
envuelta en la brisa,
y me verás inútil de mente inconscientemente.
yo pisaré tu cama de fosas y no mariposas (usadas)
resolveré la última prosa,
resuelve mis cosas, en soledad

jueves, 16 de octubre de 2008

Domestícame (dijo el zorro)





No siempre es sencillo dejarse domesticar...




[Lo que sigue es el capítulo más renombrado (creo) de "El principito", pero es mi favorito y además, merece leerse (o releerse)]






-¿Quién eres tú? -preguntó el principito-. ¡Qué bonito eres!
-Soy un zorro -dijo el zorro.
-Ven a jugar conmigo -le propuso el principito-, ¡estoy tan triste!
-No puedo jugar contigo -dijo el zorro-, no estoy domesticado.
-¡Ah, perdón! -dijo el principito.
Pero después de una breve reflexión, añadió:
-¿Qué significa "domesticar"?
-Tú no eres de aquí -dijo el zorro- ¿qué buscas?
-Busco a los hombres -le respondió el principito-. ¿Qué significa "domesticar"?
(...)

-Es una cosa ya olvidada -dijo el zorro-, significa "crear lazos... "
-¿Crear lazos?
-Efectivamente, verás -dijo el zorro-. Tú no eres para mí todavía más que un muchachito igual a otros cien mil muchachitos. Y no te necesito. Tampoco tú tienes necesidad de mí. No soy para ti más que un zorro entre otros cien mil zorros semejantes. Pero si me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo, yo seré para ti único en el mundo...
(...)
-Mi vida es muy monótona. Cazo gallinas y los hombres me cazan a mí. Todas las gallinas se parecen y todos los hombres son iguales; por consiguiente me aburro un poco. Si tú me domesticas, mi vida estará llena de sól. Conoceré el rumor de unos pasos diferentes a todos los demás. Los otros pasos me hacen esconder bajo la tierra; los tuyos me llamarán fuera de la madriguera como una música. Y además, ¡mira! ¿Ves allá abajo los campos de trigo? Yo no como pan y por lo tanto el trigo es para mí algo inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada y eso me pone triste. ¡Pero tú tienes los cabellos dorados y será algo maravilloso cuando me domestiques! El trigo, que es dorado también, será un recuerdo de ti. Y amaré el ruido del viento en el trigo.
El zorro se calló y miró un buen rato al principito:
-Por favor... domestícame -le dijo.
-Bien quisiera -le respondió el principito pero no tengo mucho tiempo. He de buscar amigos y conocer muchas cosas.
-Sólo se conocen bien las cosas que se domestican -dijo el zorro-. Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Lo compran todo hecho en las tiendas. Y como no hay tiendas donde vendan amigos, los hombres no tienen ya amigos. ¡Si quieres un amigo, domestícame!
-¿Qué debo hacer? -preguntó el príncipito.
-Debes tener mucha paciencia -respondió el zorro-. Te sentarás al principio ún poco lejos de mí, así, en el suelo; yo te miraré con el rabillo del ojo y tú no me dirás nada. El lenguaje es fuente de malos entendidos. Pero cada día podrás sentarte un poco más cerca...
El principito volvió al día siguiente.
-Hubiera sido mejor -dijo el zorro- que vinieras a la misma hora. Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde; desde las tres yo empezaría a ser dichoso. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré agitado e inquieto, descubriré así lo que vale la felicidad. Pero si tú vienes a cualquier hora, nunca sabré cuándo preparar mi corazón... Los ritos son necesarios.
-¿Qué es un rito? -inquirió el principito.
-Es también algo demasiado olvidado -dijo el zorro-. Es lo que hace que un día no se parezca a otro día y que una hora sea diferente a otra.
De esta manera el principito domesticó al zorro. Y cuando se fue acercando eI día de la partida:
-¡Ah! -dijo el zorro-, lloraré.
-Tuya es la culpa -le dijo el principito-, yo no quería hacerte daño, pero tú has querido que te domestique...
-Ciertamente -dijo el zorro.
- Y vas a llorar!, -dijo él principito.
-¡Seguro!
-No ganas nada.
-Gano -dijo el zoro- he ganado a causa del color del trigo.
Y luego añadió:
-Vete a ver las rosas; comprenderás que la tuya es única en el mundo. Volverás a decirme adiós y yo te regalaré un secreto.
El principito se fue a ver las rosas a las que dijo:
-No son nada, ni en nada se parecen a mi rosa. Nadie las ha domesticado ni ustedes han domesticado a nadie. Son como el zorro era antes, que en nada se diferenciaba de otros cien mil zorros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo.
Las rosas se sentían molestas oyendo al principito, que continuó diciéndoles:
-Son muy bellas, pero están vacías y nadie daría la vida por ustedes. Cualquiera que las vea podrá creer indudablemente que mí rosa es igual que cualquiera de ustedes. Pero ella se sabe más importante que todas, porque yo la he regado, porque ha sido a ella a la que abrigué con el fanal, porque yo le maté los gusanos (salvo dos o tres que se hicieron mariposas ) y es a ella a la que yo he oído quejarse, alabarse y algunas veces hasta callarse. Porque es mi rosa, en fin.
Y volvió con el zorro.
-Adiós -le dijo.
-Adiós -dijo el zorro-. He aquí mi secreto, que no puede ser más simple :
Sólo con el corazón se puede ver bien. Lo esencial es invisible para los ojos.
-Lo esencial es invisible para los ojos -repitió el principito para acordarse.
-Lo que hace más importante a tu rosa, es el tiempo que tú has perdido con ella.
-Es el tiempo que yo he perdido con ella... -repitió el principito para recordarlo.
-Los hombres han olvidado esta verdad -dijo el zorro-, pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Tú eres responsable de tu rosa...
-Yo soy responsable de mi rosa... -repitió el principito a fin de recordarlo.
(Extracto del capítulo 21 de "El Principito" de Antoine Saint Exupéry)

martes, 14 de octubre de 2008

Cae la lluvia en derredor y no me toca...



En los días de lluvia -
Luis García Montero Fragmento


Es tarde.

Uno escribe su vida en un poema,

analiza el amor

y se acostumbra

a seguir como está, junto a tu cuerpo

que quizá me recuerde todavía

desnudo entre las sábanas,

o las noches de lluvia nos confirman

que la vida, posiblemente hermosa,

no siempre es un asunto disponible

y que a veces resulta incluso mucha,

temible como ahora,

mientras que tengo miedo de besarte al azar.


Lo sé. Hemos sido extranjeros

hablándonos por señas demasiado cercanas,

ansiosos en las calles

de una nueva ciudad,

esperando tal vez que nos fotografíen

delante de este amor y de sus cicatrices,

eso que confundimos con nuestros sentimientos

o acaso

-en noches de locura-

con una sensación de humedad en los ojos.


Pero en pocas palabras se resumen

casi todos los días,

sus sílabas contadas en mis versos

y la felicidad.

Tibiamente los años

nos descubren

que nada existe ya sin tu sudor y el mío,

que somos todavía demasiado solemnes

cuando nos sorprendemos

temblando de pasión,

llenos de instinto mal disimulado.

Por eso, mientras llueve,

agradezco tu cuerpo entre las sábanas

y esta pasión desierta

de acariciar tus muslos,

más o menos extraños

y hermosos como un sueño

que acaba de llegar.












{Llueve en el recuerdo.
Y lava
Las heridas que
no quieren cerrarse}