
Pisa la tierra que rasgará con la memoria de antaño. Busca ese cielo verde acariciado de infancia. Con mano trémula la alza un aullido sutil, conocido. La sonrisa primigenia le augura confianzas y promete el marcado encuentro. Tanta nostalgia deshecha entre los surcos que plasmó a arañazos.
Caer en ese fondo inveterado. Caer sin fin para ser una, ambas, hasta que arrecie el sol.