Hablo de tu infinitasoledad dijo el fulano quisiera entrar a saco en tu memoria apoderarme de ella desmantelarla desmentirla despojarla de su último reducto
pero sucede que / dijo calmosamente la mengana / si tu bendita soledad se funde con la mía ya no sabré si soy en vos o vos terminas siéndome ¿cuál de las dos será después de todo mi soledad legítima?
Miráronse a los ojos como si perdonaran perdonándose
De vuelta al tacto de la nostalgia desliza sus dedos - siempre dos, a veces tres - por la curvatura dócil, casi pueril, tan alejada de la desfachatez propia de la edad con que debería haber sido dotado su seno. El izquierdo. Pequeños emisarios del recuerdo que suben y bajan, giran en redondo, se detienen y vuelta a empezar la danza tímida sobre la ropa que vela sus vergüenzas. Segundos de ese juego melancólico que la remite a esa otra mano, la ajena, que se introdujo subrepticiamente (o quizás no tanto), derrocando toda barricada que ella jamás le impuso. - Este será todo mío - remarcó con su mutismo tácito. - ¡Siempre! - asintió la enamorada. ¿Qué sería de ella si ese pacto silente no se hubiera pronunciado? Pero se hizo. Ella sabe apalabrado su seno izquierdo; ese que late al compás de la rítmica memoria, que se expande o contrae según sobrevenga la vida, que busca - aún hoy - ese vuelo fugaz de aquel susurro ínfimo sobre su corazón.
"Creo que aun tal vez piensas en mí. Creo poder captarlo. Creo que al fin nada tiene fin. Creo desesperado. Creo que morir es una sensación, creo que vivir podría serlo pero ahora es algo mucho más real. Creo que salí a ver un poco el sol, creo que te vi bailando Beatles en alguna vieja casa del lugar."
"Mi color es el naranja y mi flor la camelia.
Gusto del olor a pasto recién cortado, de las nubes sin formas que atraviesan, raudas, el azul, de las tardes con viento y de las lecturas al sol.
Oculto una tristeza (que no se pasará jamás) y cuando ésta sale a la luz, la distraigo - para que no duela - soplando con furia, dientes de león..."
"También puedo afirmar que me es muy duro ser adulta, con tanta infancia a cuestas; de mi loca inocencia no me curo: a las niñas que fui las llevo puestas."
JAIME SABINES
"Igual que la noche de la embriaguez, igual fue la vida. ¿Qué hice?, ¿que tengo entre las manos? Sólo desear, desear, desear, ir detrás de los sueños igual que un perro ciego ladrándole a los ruidos."
ISMAEL
"Es tan corta la vida y son tantas despedidas llenas de promesas vanas"